Mis fuerzas se debilitaron hoy. Salí al exterior y me llevé la sorpresa más grande de mi larga existencia, pues creí que todas las criaturas eran iguales a mí, o que yo era similar a ellas.
Me equivoqué, hoy me he dado un tope con esta cruda realidad; al escoger y entrar por pura curiosidad en este ser tan lleno de amargura, Sentí que hasta los electrones de mis átomos iban a estallar.
¡Qué cruel es la vida! ¿cómo puede existir este sentimiento tan negro que tanto ha dañado a este ser? con toda una apariencia de amabilidad y capacidad para proporcionar afecto. Desde aquí, en su interior, siento como transpira hiel a través de todos sus poros, al ver satisfechas a las personas que lo rodean. Percibo su pensamiento como un eco constante cuando reclama... ¿Por qué son felices?, ¿por qué tienen todo lo que yo no tengo?,
¿Por qué he de soportar verlos tan alegres sin haber motivo alguno? Me sentí confundido al notar el tono tan fuerte de amargura de estos pensamientos, y al ver que todas las células que me rodeaban se tornaban de color grisáceo. Medroso, emprendí inmediatamente la huida de ese corrompido ser.
Casi apagado, luchando por evitar el contagio, mi fuerza era muy débil. Una vez fuera de él, fui recuperando lentamente la energía.
No satisfecho con esa experiencia tan negativa, me aventuré a viajar en otro ser, uno muy diferente en todos las aspectos. Ya en el interior de este otro organismo, sentí que todo estaba mejor, mi fuerza se recuperaba casi en su totalidad, este cuerpo no carecía de nada, aparentemente todos sus componentes estaban en su lugar, pues no se sentía ninguna vibración negativa, todo era una total calma. Pero qué decepción me llevé, éste era un ser totalmente inconsciente, no le afectaba nada, no adolecía, no gozaba (cabe aclarar que no era autista), pero no medía las consecuencias de su irresponsabilidad, era incapaz de ver el futuro, pues no estaba dispuesto a participar en nada que le comprometiera, a pesar que todos se lo advertían; fue una experiencia patética.
Decidí de inmediato abandonar ese cuerpo y no volver a viajar de nuevo en cuerpos extraños, que sólo consumen energía de otros. Bastó estar en el ser de la amargura y en el gran parásito humano para no repetir esta aventura que sólo gastó mis energías.
Me equivoqué, hoy me he dado un tope con esta cruda realidad; al escoger y entrar por pura curiosidad en este ser tan lleno de amargura, Sentí que hasta los electrones de mis átomos iban a estallar.
¡Qué cruel es la vida! ¿cómo puede existir este sentimiento tan negro que tanto ha dañado a este ser? con toda una apariencia de amabilidad y capacidad para proporcionar afecto. Desde aquí, en su interior, siento como transpira hiel a través de todos sus poros, al ver satisfechas a las personas que lo rodean. Percibo su pensamiento como un eco constante cuando reclama... ¿Por qué son felices?, ¿por qué tienen todo lo que yo no tengo?,
¿Por qué he de soportar verlos tan alegres sin haber motivo alguno? Me sentí confundido al notar el tono tan fuerte de amargura de estos pensamientos, y al ver que todas las células que me rodeaban se tornaban de color grisáceo. Medroso, emprendí inmediatamente la huida de ese corrompido ser.
Casi apagado, luchando por evitar el contagio, mi fuerza era muy débil. Una vez fuera de él, fui recuperando lentamente la energía.
No satisfecho con esa experiencia tan negativa, me aventuré a viajar en otro ser, uno muy diferente en todos las aspectos. Ya en el interior de este otro organismo, sentí que todo estaba mejor, mi fuerza se recuperaba casi en su totalidad, este cuerpo no carecía de nada, aparentemente todos sus componentes estaban en su lugar, pues no se sentía ninguna vibración negativa, todo era una total calma. Pero qué decepción me llevé, éste era un ser totalmente inconsciente, no le afectaba nada, no adolecía, no gozaba (cabe aclarar que no era autista), pero no medía las consecuencias de su irresponsabilidad, era incapaz de ver el futuro, pues no estaba dispuesto a participar en nada que le comprometiera, a pesar que todos se lo advertían; fue una experiencia patética.
Decidí de inmediato abandonar ese cuerpo y no volver a viajar de nuevo en cuerpos extraños, que sólo consumen energía de otros. Bastó estar en el ser de la amargura y en el gran parásito humano para no repetir esta aventura que sólo gastó mis energías.
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